El misterio de dormir poco y rendir mucho: la sorprendente explicación genética revelada

Científicos descubren una mutación genética que explica por qué algunas personas duermen poco y siguen siendo productivas. Conoce qué es el “sueño corto natural”.

SCIENCE

Equipo Spark news

5/8/20254 min leer

El misterio de quienes duermen poco y rinden mucho
El misterio de quienes duermen poco y rinden mucho

El misterio de quienes duermen poco y rinden mucho: lo que la ciencia acaba de descubrir

Seguramente conoces a alguien que duerme apenas 4 o 5 horas por noche y aun así amanece lleno de energía, concentrado y productivo. Mientras la mayoría de las personas necesita al menos 7 horas de descanso para funcionar correctamente, un pequeño grupo parece desafiar esa regla biológica.

Ahora, la ciencia ofrece una explicación concreta. Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) han identificado una mutación genética rara que permite a algunas personas dormir menos sin sufrir efectos negativos. Esta condición se denomina “sueño corto natural” y podría transformar nuestra comprensión del descanso humano.

¿Quiénes son los dormidores cortos naturales?

Los dormidores cortos naturales son personas que, de manera regular y sin esfuerzo, duermen menos de 6 horas por noche, pero no presentan fatiga, falta de concentración ni problemas de salud relacionados con la falta de sueño. A diferencia del insomnio o la privación crónica de sueño, esta es una condición benigna y hereditaria.

El nuevo estudio identificó una mutación en el gen ADRB1, que está vinculado al sistema de alerta del cerebro. Quienes portan esta mutación pueden mantener un alto rendimiento con menos sueño, sin que ello afecte su bienestar.

El papel del gen ADRB1: la clave genética del descanso eficiente

Publicado en la revista científica Neuron, el estudio analizó familias en las que varios miembros compartían el mismo patrón de sueño corto. Los investigadores encontraron que estas personas tenían una mutación en el gen ADRB1, el cual influye en un receptor cerebral que regula el estado de vigilia.

Para comprobar el hallazgo, los científicos modificaron genéticamente ratones con la misma mutación. Como resultado, los ratones durmieron menos horas y mantuvieron una actividad física y cognitiva normal, replicando el comportamiento de los humanos con sueño corto natural.

Este descubrimiento se suma a estudios anteriores que ya habían identificado otros genes vinculados al sueño corto, como DEC2, NPSR1 y GRM1. Esto sugiere que existen varios factores genéticos involucrados, y no un único “gen del sueño corto”.

¿Por qué este descubrimiento es importante?

El hallazgo tiene múltiples implicaciones prácticas:

  • Tratamiento de trastornos del sueño: Comprender cómo actúan estos genes podría ayudar a desarrollar terapias para el insomnio, los trastornos circadianos y la apnea del sueño.

  • Medicina personalizada del sueño: En el futuro, se podrían diseñar tratamientos o rutinas de sueño personalizadas según el perfil genético de cada persona.

  • Optimización del rendimiento humano: Profesiones como la medicina, la aviación o el ejército, donde el sueño es limitado, podrían beneficiarse de este conocimiento para mejorar la alerta y reducir riesgos.

Dormir poco no es lo mismo que dormir bien

Es crucial dejar en claro que la mayoría de las personas no posee estas mutaciones genéticas. Dormir menos de lo necesario puede provocar:

  • Problemas de memoria y concentración

  • Aumento de la ansiedad, la depresión y la irritabilidad

  • Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes

  • Deterioro del sistema inmunológico

Según la Fundación Nacional del Sueño (National Sleep Foundation), un adulto debe dormir entre 7 y 9 horas por noche para mantener un buen estado de salud.

Eficiencia del sueño: más allá de las horas dormidas

Los investigadores también observaron que los dormidores cortos naturales tienen una mayor eficiencia del sueño. Es decir, logran entrar más rápido y permanecer más tiempo en las fases profundas del sueño (como el sueño de ondas lentas y REM), que son las más restauradoras.

Esto demuestra que no se trata solo de cuántas horas dormimos, sino de cómo dormimos. Para cualquier persona, factores como la oscuridad, el silencio, una temperatura agradable y evitar pantallas antes de acostarse son claves para un descanso reparador.

¿Podremos enseñar al cuerpo a dormir menos?

Con los avances genéticos actuales, surge una pregunta interesante: ¿será posible algún día “entrenar” al cuerpo para que necesite menos sueño?

Aunque la idea suena atractiva, los expertos advierten que este es un campo aún en desarrollo. A largo plazo, los objetivos de la ciencia incluyen:

  • Crear fármacos que imiten los efectos de estas mutaciones

  • Desarrollar terapias para mejorar la calidad del sueño

  • Ajustar los horarios de descanso de manera personalizada según el ADN

Por ahora, cualquier intento de reducir horas de sueño sin respaldo médico puede ser perjudicial. La prioridad debe seguir siendo el descanso adecuado y de calidad.

Conclusión

El fenómeno de las personas que duermen poco y rinden mucho comienza a tener una base científica clara. La identificación de la mutación en el gen ADRB1 confirma que el sueño corto natural es una condición genética real, no solo un hábito.

Aunque este descubrimiento abre puertas para tratamientos innovadores, para la gran mayoría de la población, dormir bien sigue siendo esencial para la salud física y mental. Hasta que la ciencia desarrolle alternativas seguras, lo mejor sigue siendo asegurar entre 7 y 9 horas de sueño reparador por noche.

Fuente principal:
University of California, San Francisco (UCSF)

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Crédito de la imagen a Greg Pappas en el Unsplash